lunes, 30 de marzo de 2009

ENTREVISTA A CÉSAR BLANCO CASTRO, ESCRITOR

Todos los profesionales de este arte tan complicado de la docencia, saben que uno de los momentos más especiales y emotivos, es aquél en el que te encuentras, después de años, con un antiguo alumno. Si además te abre de inmediato y sin condiciones el rincón de sus recuerdos y evoca con cariño y agradecimiento su etapa de discente, eso ya es el súmmun.

Pués, bien. Una tarde, en un bar, entró mi amigo Chuchi; al que por cierto, ni José el del bar ni yo hemos conseguido enseñar a jugar bien al tute; con un grupo de jóvenes y entre ellos estaba César Blanco, nuestro ex - alumno.

Me cuenta una y mil historias de lo que ha sido desde que abandonó Cristo Rey y la más sorprendente, la que da origen a una posterior entrevista, es que es escritor. Ni que decir tiene que a los dos días yo ya había leído su obra.

Días después volví a quedar con él.

César, de dónde eres, dónde vives.

Nacido en Valladolid, medio asturiano, medio burgalés y medio pucelano (tres medios). Vivo con mis padres, no es que no quiera vivir solo, pero no se puede en estos momentos e irme a vivir con desconocidos no me llama mucho, prefiero estar con mis padres y ayudarles en lo que buenamente pueda.

Siento curiosidad por cómo fue tu infancia, cómo viniste a parar a Cristo Rey.

No puedo hablar mucho de mi infancia porque tengo mala cabeza, pero no tengo malos recuerdos. Recuerdo lo feliz que era cuando iba a Asturias o a Burgos, cuando iba al cine. Estudié en un colegio ya desaparecido llamado San Nicolás de Bari, en el 89 pasé a Cristo Rey a estudiar electrónica. Elegí Cristo Rey porque a mis padres les hacía ilusión, la verdad, siempre habían escuchado cosas buenas de él. Y tenían más ganas ellos que yo de que fuera allí. Y se lo agradezco porque los años que estuve allí fueron importantes para mi, pasé de un colegio que no tenía ni patio, más o menos, a un centro con tres campos de fútbol. Pasé de ser un niño a un adolescente, lo raro es que después volví a ser un niño, mi madre dice que no tengo más de 15 años. Debo reconocer que no fui un buen estudiante, lo raro es que me gusta aprender desde siempre, pero a la hora de los exámenes me quedaba en blanco. No me puedo quejar de los profesores, tú me caíste bien desde el principio porque, aparte de que eres un tío majete, echaban una serie en la televisión por aquella época y me recordabas mucho al profesor de la misma. También conocí a varias buenas personas, amigos, aunque en estos momentos sólo tenga contacto con tres o cuatro de ellos y no tan a menudo como quisiera. No llegué a acabar los estudios, ni lo lamento ni lo dejo de lamentar.

Y, qué haces, a qué te dedicas además de escribir.

He estado trabajando en distintos sitios desde entonces, el penúltimo una fábrica llamada Microser, a la que casualmente, iban alumnos de Cristo Rey en prácticas. Actualmente trabajo en una empresa que hace mantenimientos y estoy cada día en un lugar, recorriendo Castilla-León, cosa que me encanta, el trabajo no tanto. Me gusta mucho ver castillos, ciudades antiguas, creo que es porque me gusta la historia. No sé mucho, pero procuro leer sobre lo que me interesa. Desde el Siglo de Oro hacia atrás son épocas que me fascinan. Me propuse leer como mínimo un libro al mes y lo estoy consiguiendo.

De dónde nace tu vocación por escribir, cuéntame.

Desde siempre he sido muy imaginativo, o eso al menos me cuentan. Ya de pequeño hacía pequeños relatos que me pasaban a máquina mis tíos, aunque lamentablemente no se conserva ninguno de ellos. Mi afición por escribir, por contar historias no viene precisamente, y desgraciadamente, por la lectura sino por el cine que es mi pasión.

Qué es “El Altar”.

El Altar es una novela de aventuras y misterio, o eso intenta. Es también el nombre del pueblo en el que sucede la historia y es una cabezonería mía, me propuse escribirla y eso hice. Me costó bastante porque soy algo zángano pero al final la terminé. La idea nació de una manera casual, como todas supongo. En un principio iba a desarrollarse en la época actual, con un grupo de gente joven, pero me puse a pensar de donde venía El Altar, fui escribiéndolo y vi que me enganchaba, que me parecía más interesante lo que iba escribiendo, que lo que tenía en mi mente en un principio. Y poco a poco fui desarrollándolo. En un principio quise enviarlo a alguna editorial conocida, pero en todas me decían que sería imposible hasta que lo leyeran, que tenían demasiados originales, así que gracias a Internet descubrí un par de páginas que lo imprimían bajo demanda, me pareció una buena idea. Lo malo es que para todo cobraban por lo que me tuve que ingeniármelas para diseñar la portada, para editarla y que quedara curiosa. Cien mil cosas que con dinero no me habrían supuesto esa gran alegría que sentía cuando descubría algo nuevo a la hora de maquetar o de diseñar. Me apunté a un curso de corrector para aprender más cosas y lo sigo con entusiasmo.

Un sueño, César.

Un pequeño gran sueño, que espero que el libro llegue a mucha gente, les guste y hablen bien de él.

Desde pequeño siempre he querido ser director de cine, ser como Spielberg pero eso es bastante imposible. Hice un curso de cine en el que aprendí a escribir guiones y tengo escritos cuatro o cinco, alguno envié, pero con muy mala fortuna.

Supongo que seguirás escribiendo.

Seguiré escribiendo cuando tenga tiempo, porque ideas no me faltan. Mi siguiente historia la situaré en la Edad Media, y aunque tendrá misterio no será en nada parecida a ésta. Esa historia además tiene una pequeña anécdota, hace tiempo a lo tonto, mandé una sinopsis a una agencia de guionistas en Hollywood, con un inglés bastante malón. Me contestaron a las dos semanas diciendo que les interesaba, que les mandase el guión o, si no me fiaba de ellos, las 10 primeras hojas. Pero desgraciadamente sólo tenía la idea, el guión no lo tenia escrito y como estaba trabajando, no tenía tiempo para escribir. Y aunque ellos insistieron durante casi tres meses, mi vagancia natural, mi no saber muy bien inglés y el no poder por el trabajo, frustraron mis ilusiones de pertenecer al mundo del cine. Así que me desquitaré escribiendo la novela, si Dios quiere.

Algún hobby.

Escucho todo tipo de música y colecciono servilletas de bares, tengo más de cien.

Me gana su sinceridad, su naturalidad, su bondad, pero sobretodo, César Blanco Castro posee la virtud más necesaria para crecer en la vida como escritor y como persona, una encantadora humildad.

Me pregunta que si se puede publicar la página donde se muestran sus obras. Cómo no, César, ahí va.
http://ceblacas.bubok.com/
(Entrevista transcrita de la Revista "Engranajes" del Instituto Cristo Rey a César Blanco Castro, Escritor de la obra "El Altar").

2 comentarios:

David dijo...

Muy buena entrevista. Me ha encantado, teniendo en cuenta que también soy escritor :-)

Anónimo dijo...

Conozco a César desde hace tiempo y le adoro.Me siento orgullosa de poder ser su amiga, es la mejor persona del mundo mundial y le quiero muchisimo!!
Los libros geniales, pero el mas.
Olga